martes, 31 de enero de 2017

Las creencias

¿De donde vienen las creencias?
De ellas depende nuestra visión del mundo, y por lo tanto nuestra actitud ante él, lo que nos avoca inexorablemente a nuestro destino.
Es interesante constatar que las creencias no tienen porqué tener una base lógica, las experiencias personales si que crean creencias lógicas: Si un perro te muerde, te darán miedo los perros, y alojarás la creencia de que todos los perros son peligrosos, lo que no es nada razonable; pero si creo en los extraterrestres, ¿porqué lo hago?, ¡no será porque he visto alguno!; lo cual tampoco sigue siendo nada razonable
Por lo tanto, la formación de las creencias, se da en el campo de lo irracional.

Creo (toma creencia), que vienen de nuestra forma de ser. Esta nos hace ver las cosas de una determinada manera, y de ésta visión, se desprenden las creencias; es un mero ejercicio de lógica de nuestra mente racional.

Volviendo al principio, la pregunta entonces sería: ¿De donde viene nuestra forma de ser?

Creo (y dale), que cada uno de nosotros, con nuestras características particulares, somos una pieza que forma parte del engranaje de la humanidad, y tenemos que ser tal como somos para que el mundo funcione. Unos somos tornillos, otros chips especializados, ¡pero todos imprescindibles!

domingo, 29 de enero de 2017

El destino

Hay dos tipos de personas, los que crean su destino, y los que lo sufren.
Los primeros tienen muy claro lo que les gusta, y lo que quieren hacer en la vida; y lo hacen.
Los segundos, se amoldan a las circunstancias según éstas van aconteciendo.
Para los primeros, la vida es el desarrollo de sus cualidades, para la consecución de sus sueños.
Para los segundos, es una continua lucha por sobrevivir en un medio hostil.

¡No es justo!, los primeros son mucho más felices que los segundos.

¿De qué depende nuestro destino, y por lo tanto nuestra felicidad?

Pienso que cada persona crea su propio destino, de acuerdo con sus creencias y convicciones, lo que ocurre es que a menudo éstas son impuestas o asumidas de forma inconsciente, por lo que nos desviamos del camino que deberíamos seguir.

¿Cómo sabemos que el camino que seguimos es el correcto?
Cuando nos proporciona felicidad, nuestro destino es ser felices ¡en todo momento!

sábado, 14 de enero de 2017

La rebeldía

¡Este niño no hace ni caso!
Es la expresión que más oigo entre los sufridos padres que conozco.
¿Porqué los niños no hacen caso de nada de lo que se les dice?
¿Y porqué deberían de hacerlo?
Pues por su bien.
¿Por su bien o por el nuestro?
No respetamos a nuestro hijos (en realidad a nadie), pero no es culpa nuestra. Nos han enseñado desde pequeños a obedecer, por las buenas o por las malas, y es el mismo patrón que repetimos con nuestros hijos.
La rebeldía es normal en los niños, y más explícita en los adolescentes y en la juventud, ya que somos libres por naturaleza.
Pero en la sociedad no existe la libertad, los que nos gobiernan nos obligan a obedecer: A los padres, a los profesores, al patrón, a los jueces, a Dios,.............
En realidad, todos deberíamos hacer lo que nos diera la gana, niños, jóvenes, adultos y ancianos, peto exigiría un modelo de sociedad basado en el respeto, y no en la autoridad y el miedo.

Cada vez que mi hija "no hace ni caso", veo el germen de una nueva sociedad, e intento respetar sus deseos, por encima de los míos y los de una sociedad absolutista y fascista; es lo que se llama amor.

viernes, 6 de enero de 2017

La navidad

Voy a intentar dejar al margen las consideraciones personales (¡las odio!), y las comerciales (¡me aman!, mi tarjeta de crédito).
Celebramos acontecimientos que han sido importantes para nosotros. ¿porqué intentamos que estos días de celebración vuelvan a ser especiales?
La respuesta es  simple, porque aquello que los hizo especiales ya no existe.
Intentamos reproducir aquello que sucedió, pero no es más que un intento nostálgico y vacío.

En el caso de  la Navidad, el acontecimiento que se celebra es doble, en nuestra cultura, se entiende.
Por un lado, el nacimiento de un niño-Dios, y por otro el comienzo de un nuevo año. Ambos acontecimientos se han hecho coincidir por razones comerciales, porque ni es realmente el principio del año, ni fue cuando nació el presunto niño-Dios.
Pero bueno, tampoco importa mucho, porque nuestra mente tiene una naturaleza metafórica, y lo importante para ella es el  significado de las cosas, no su veracidad.
Lo único que me gusta de la Navidad (no pensaba hacer consideraciones personales............) es su carácter mesiánico, al hacer coincidir los dos acontecimiento antes mencionados, por lo que se pone de manifiesto que la venida del niño al mundo, supuso el inicio de una nueva era.
Pero los años siguen pasando, con las mismas estaciones (aunque anden bastante revueltas con esto del cambio climático), y no parece que haya cambiado mucho (o nada) la condición humana.

Por eso celebramos la  Navidad, para recordar aquello que debió ser una revolución; pero no lo fue.
¿o si?
¿Es posible que el mundo haya cambiado y nosotros no?
No lo creo. Nuestra forma de pensar y de ver el mundo, en nada tiene que ver con la de nuestros padres, y la realidad que vivimos, tampoco.
Los acontecimientos importante que celebramos, no fueron hechos puntuales, fueron verdaderas revoluciones que marcaron el devenir de los tiempos;
¡Por eso celebramos los cumpleaños! , el nacimiento de un ser humano, ¡cualquiera!, es la revolución más grande que existe.

¡Feliz cumpleaños!
ah!, y  feliz navidad.